La ira: ¿una emoción negativa?

Coaching imagina tu vida

publicado 08/05/2024

¿Es la ira una emoción negativa?

¿Debemos avergonzarnos por sentirla?

¿Es bueno reprimirla por completo?

Existen seis emociones básicas según la clasificación establecida en 1972 por el psicólogo Paul Eckman, y de entre éstas se consideran la tristeza, el miedo y la ira emociones negativas. En este apartado procuraremos dar respuesta a las preguntas del encabezamiento pero antes de ello comencemos por definir qué es una emoción y para que existe en nuestro organismo.

Dicho sencillamente una emoción es energía en movimiento, la activación de un esquema predefinido que cursa entre nuestro cerebro primitivo o emocional, el sistema endocrino y el sistema nervioso central. La razón de su diseño es ponernos en funcionamiento para conseguir determinado objetivo. A semejanza de las diferentes prendas de ropa creadas para abrigar y embellecer distintas partes del cuerpo, cada circuito emocional obedece a unos pensamientos y sentimientos concretos que lo ponen en marcha activando a su vez las glándulas y los órganos correspondientes al mismo para alcanzar un fin. En el siguiente esquema podemos verlo con claridad:

La ira es igualmente un circuito que obedece a una percepción de injusticia y se activa fin de ponerle remedio a la misma. En este fin nuestro hipotálamo ordenará a la glándula hipófisis la producción masiva de noradrenalina interpretada a su vez por el sistema nervioso central como una llamada a la  formación de los músculos del cuerpo para entrar en acción y así obtener las fuerzas necesarias para corregir la situación injusta. De forma que hasta aquí podemos comprender que su funcionamiento es perfectamente adaptativo a la demanda generada. En otras palabras están muy bien pensada y planificada.
Por lo tanto surge la pregunta pues: Es negativa? En absoluto. El único problema estriba en que se toque su tecla sin que se necesitara hacerlo . Dado que su estructura nos viene dada a todos los humanos genéticamente no hay razón para sentir vergüenza puesto que es inevitable y natural al unísono. Que la ira sea buena o mala moralmente hablando dependerá de dos cosas:
 
  • El pensamiento activador.
  • La finalidad a cumplir.
  • El tiempo mantenida.
 
Si nos equivocamos al etiquetar algo de injusticia cuando no lo es activaremos sin necesidad la maquinaria.
Si la finalidad deriva en daño a otros o a nosotros mismos estará desfocalizada.
Si la prolongamos en exceso en el tiempo deteriora nuestro organismo.
 
La emoción del enojo cursará correctamente cuando:
 
  • Exista una injusticia real (propia o ajena)
  • Con ella emprendemos una acción dirigida a corregirla.
  • Le pongamos coto a su duración en el tiempo.
 
Podemos entonces ver la importancia de analizar nuestros pensamientos y sentimientos ANTES de tocar el botón de la ira. A veces sin embargo como seres no perfectos que somos no nos será posible. Cómo actuar pues?
Dejar que siga su curso sencillamente reconociéndola sin pudor y controlando sus efectos en nosotros y nuestro semejante así como en el tiempo mantenida. Solo entonces podremos comprobar y comprender lo que grandes sabios han dicho sobre la furia,a saber:
 
  • «La ira ofusca la mente pero hace transparente el corazón .» – Nicolás Tommaseo
  • «No os entreguéis por demasiado a la ira ; una ira prolongada engendra odio.»- Ovidio
  • «Estén airados y no obstante no pequen.» – Saulo de Tarso
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