Lamentablemente escuchamos o hemos vivido en primera persona los casos de abusos y/ o agresiones sexuales experimentados durante la niñez o adolescencia. Dichas vivencias traumáticas – que puede que cursen con o sin violencia- constituyen una de las más difíciles y prolongadas exposiciones al duelo que podemos encontrar.
¿Por qué decimos que estos abusos representan un duelo para las víctimas?
Para comprenderlo debemos entender que la definición del mismo es en términos de estrés, «la manifestación dolorosa de una situación de estrés intenso que sufre la persona en el proceso de ajuste a una realidad a la que falta algo o alguien muy importante», – Valentín Rodil Gavala, 2013.
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