Hubo un tiempo en el que la importancia concedida a las plantas respecto a sus virtudes curativas llegaba a tal extremo que los medicamentos se dividían en minerales o vegetales. Hoy día por efecto de los inmensos progresos realizados por la química, la materia médica vegetal ha experimentado cierto disfavor y han quedado en el olvido muchos agentes y sustancias que anteriormente se empleaban con frecuencia.
Afortunadamente desde hace unos años el reconocimiento que se merecen las plantas amigas de nuestra salud parece comenzar a abrirse camino de nuevo y es que es indudable que los principios activos únicos no producen el mismo efecto que la materia de su procedencia en conjunto, ya sean hojas, cortezas, flores, frutos etcétera.
Como ejemplo diremos que la quinina no surte precisamente todos los efectos de la quina, el timol que el tomillo etc., a semejanza de todos los nutrientes y vitaminas que nos perderíamos del tomate si aislásemos el potasio exclusivamente. Sin por ello deleznar los admirables adelantos en un plazo relativamente corto de la historia en el arte de curar, sería por otro parte injusto suponer que nuestros antepasados adolecían de ridícula credulidad en cuanto a remedios pues sabían- los verdaderos profesionales que siempre los ha habido- prescribir e innovar, incluso más de un medicamento que hoy día podríamos presuponer modernísimo. Realmente tirando del hilo hacia atrás encontramos los antecedentes en siglos remotos. Bien es cierto como dijo Newton citando a su vez del filósofo Bernardo de Chartres : «Cabalgamos a hombros de gigantes » , e ídem en la misma línea, Pascal refiere: «La humanidad es un mismo hombre que subsiste siempre y aprende de continuo».
Al particular de los ayudantes vegetales para la salud emocional indicaremos que son numerosos los que existen y que pueden sernos de gran apoyo en nuestro camino por el bienestar ( siendo asesorados por un experto en todo caso) y en la mayoría de las situaciones consiguiendo resultados óptimos y satisfactorios de la mano de un reenfoque de hábitos constructivos para nuestra mente y cuerpo, pues no debemos olvidar que todas las partes de nuestro organismo están interconectadas.
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