¿Es la ira una emoción negativa?
¿Debemos avergonzarnos por sentirla?
¿Es bueno reprimirla por completo?
Existen seis emociones básicas según la clasificación establecida en 1972 por el psicólogo Paul Eckman, y de entre éstas se consideran la tristeza, el miedo y la ira emociones negativas. En este apartado procuraremos dar respuesta a las preguntas del encabezamiento pero antes de ello comencemos por definir qué es una emoción y para que existe en nuestro organismo.
Dicho sencillamente una emoción es energía en movimiento, la activación de un esquema predefinido que cursa entre nuestro cerebro primitivo o emocional, el sistema endocrino y el sistema nervioso central. La razón de su diseño es ponernos en funcionamiento para conseguir determinado objetivo. A semejanza de las diferentes prendas de ropa creadas para abrigar y embellecer distintas partes del cuerpo, cada circuito emocional obedece a unos pensamientos y sentimientos concretos que lo ponen en marcha activando a su vez las glándulas y los órganos correspondientes al mismo para alcanzar un fin. En el siguiente esquema podemos verlo con claridad:
- El pensamiento activador.
- La finalidad a cumplir.
- El tiempo mantenida.
- Exista una injusticia real (propia o ajena)
- Con ella emprendemos una acción dirigida a corregirla.
- Le pongamos coto a su duración en el tiempo.
- «La ira ofusca la mente pero hace transparente el corazón .» – Nicolás Tommaseo
- «No os entreguéis por demasiado a la ira ; una ira prolongada engendra odio.»- Ovidio
- «Estén airados y no obstante no pequen.» – Saulo de Tarso
0 comentarios